Leyendo esta noticia, bastante relacionada con esta otra, he de reconocer que es una situación bastante compleja y de difícil solución. La verdad es que es un enorme problema cómo discernir o discriminar cuándo el acceso a una información, formalmente autorizado, está o no justificado.
Voy a partir de la base de que si alguien actúa de forma decidida y con actitud maliciosa (interés económico, provocar daños de forma premeditada, etc.) poco se puede hacer. Personalmente creo que en la inmensa mayoría de ocasiones en las que alguien accede a información de forma injustificada se debe a motivos bastante inocentes e inherentes a la conducta humana. Los más habituales acostumbran a ser:
- simple curiosidad puntual en momentos de ocio pasajero y/o circunstancial. Me gustaría comentar que hay personas que estos momentos son bastante prolongados y la dedicación es mayor ;-)
- por el irrefrenable morbo que provoca saber determinado aspecto de la vida de otro u otra, poco que comentar no ?
- algún "extraño" interés (por ejemplo amor, celos, etc.), ya sabéis que uno se ciega en estos casos y se comporta de forma irracional ....
En resumen, podéis comprobar que están muy relacionados con el comportamiento humano y normalmente se llevan a cabo de forma casi inconsciente (quizás ese sea el mayor problema, falta de concienciación en materia de confidencialidad y privacidad de la información).
En primera persona he vivido algunos casos interesantes aunque éstos estaban centrados en "personajes" famosos, llamémosles VIP. Para este tipo de entes es más fácil tratar el problema puesto que la información está muy localizada y los controles se pueden particularizar bastante (niveles de confidencialidad y de restricción de acceso muy detallados).
No obstante, desde mi particular óptica considero igual de improcedentes los accesos (o intentos) injustificados a información de personas "relevantes" como los accesos a la de personas "anónimas". En ocasiones, esas típicas charlas de pasillo comentando tal o cual cosa, comportan más de un problema convirtiendo ese "inocente y desinteresado" acceso a una información en una enorme bola de nieve, u otra sustancia, cuesta abajo.
En el entorno sanitario es una práctica muy grave puesto que el acceso y posterior mal uso, intencionado o involuntario, de este tipo de información puede acarrear serios perjuicios. Lamentablemente, este problema es independiente de la tipología de información accedida y se da en cualquier otro sector. Por poner algunos ejemplos prácticos y que con toda seguridad se dan cada 10 segundos aproximadamente:
- empleado de banca que tiene curiosidad por saber si determinada persona que acaba de conocer es cliente de la entidad, y por consiguiente cuantos dineros tiene ?
- empleado de RRHH (o informático con privilegios de admin, ummmmm suena mal no?) con una enorme curiosidad por saber cuanto cobra determinada persona, habitualmente el objetivo en primera instancia es el jefe supremo y/o el compañero de la mesa de al lado
- empleado de una operadora de telecomunicaciones que sospecha de su novia y "consulta" el registro de llamadas de ésta .....
Relacionado con lo antes descrito no puedo más que sonreír cuando determinada información únicamente puede ser facilitada si hay un requerimiento judicial previo, recordáis esto? Lástima que no tenga ningún/a conocido/a en la compañía de telefonía móvil........
Soluciones ? sinceramente creo que no hay ninguna que sea aplicable en la vida real (autorizaciones bajo demanda y previamente justificadas?, monitorización on-line de accesos y contrastar necesidades?, etc.). Quizás el único camino posible sea insistir en la concienciación de la gente y apelar a su propia responsabilidad.
Para finalizar, sólo señalar que los casos que han motivado esta entrada, y asumiendo la falta de malintencionaldad, encuentro desmesuradas y fuera de lugar las sanciones aplicadas.
CITA DEL DÍA: "La anticipación es una buena aliada de la seguridad"
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